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Ana Sanz Campos

Crispación

Parece la palabra de moda en los medios de comunicación, ¿no?

Los "grandes" partidos deberían aterrizar y dejar de provocar situaciones que en mi opinión se van a volver en contra, no sólo de ellos si no de todas las personas que tenemos responsabilidades políticas o cargos públicos.

Insultos, agresiones verbales y... físicas, en manifestaciones ininterrumpidas que desde hace un tiempo concurren todas las semanas. ¿Qué pretenden? ¿movilizar el voto de cara a las elecciones del próximo mes de mayo? ¿ésa va a ser su carta de presentación?

Quizás suceda todo lo contrario y la gente no vaya a votar, y así perdamos una parte de la participación de las personas para decidir su futuro en los próximos cuatro años, centrando exclusivamente el debate en el terrorismo y dejando de lado mil cosas más que también nos importan, pero de éso ¡claro! ni mú, bueno pues ya contrarrestaremos los partidos "pequeños".

1 comentario

Salvador -

Es triste comprobar como los grandes partidos políticos, recurren a la crispación para seguir en el "candelabro" como decía alguna famosilla, para seguir en las portadas de los periódicos de gran tirada. Claro que a los ciudadanos de pie nos preocupa el terrorismo y mucho, pero de ahí a convertirlo en una única cuestión de las necesidades de un estado va un abismo.
Los políticos es una clase que en sus manos tienen el bienestar de las personas, con temas como la empleo, sanidad, vivienda, infraestructuras, politícas de juventud, etc., en definitiva conducirnos al estado del bienestar y no al de la crispación.
Los pequeños pero GRAN partidos son los que siempre están hay cerca, como una madre que esta siempre pendiente de sus hijos por que conocen y se preocupan en saber las necesidades más próximas de los ciudadanos y encima miran por y para nosotros, sin tener que esperar normas sobre nuestras necesidades.
Me encanta tener un pequeño gran partido cerca de mí, que trabaja con ilusión y mucho cariño, que os lo que tiene que poner la clase política en su trabajo y no fomentar crispaciones absurdas, que puedieran llegar a descontrolarse.