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Ana Sanz Campos

Serbia, Kosovo y Metohija

Serbia, Kosovo y Metohija

Sonja ofreció una ponencia durante la II Semana de la Juventud Aragonesa durante diciembre de 2006. Es profesora en Osojane, uno de los enclaves serbios protegidos por la KFOR. Copio aquí su discurso íntegro, que en un momento como el actual, en el que se acaba de proclamar la independencia de Kosovo, para mí cobra un valor especial.

No entro en las valoraciones políticas, y sólo me hago una pregunta: En pleno siglo XXI, con organismos internacionales, con alianzas de civilizaciones, con leyes que regulan las guerras, con... ¿qué es lo que ocurre para llegar a una situación como esta?

"Vengo de Serbia, concretamente de Kosovo y Metohija, provincia de Serbia, que está bajo la protección de Naciones Unidas, es decir bajo el protectorado de la comunidad internacional. 

Durante el año 1999, Serbia, junto con Kosovo y Metohija han sido bombardeadas por parte de 19 países de la U.N., citando como el motivo principal de este bombardeo el cambio del régimen de Slobodan Milosevic y parar el genocidio de la población albanesa.

En lo medios internacionales, los albaneses han sido mostrados permanentemente como las víctimas, mientras, antes ni tampoco ahora, nadie quiso mostrar el sufrimiento de mi gente serbia, quienes han estado 13 siglos en Kosovo y Metohija sufriendo durante todos estos siglos la violencia por parte de los albaneses.

Sigo sin entender la democracia que gobierna mediante bombardeos, destruyendo puentes, casas, fábricas, matando inocentes civiles, niños....

Kosovo y Metohija es el centro cultural y espiritual serbio. Hasta el año 1999, vivían 350 mil serbios. Es la provincia de Serbia con más monumentos e iglesias medievales. Los más antiguos datan de principios del siglo XIV, lo que explica cuanto tiempo hemos estado presentes en este territorio y cuanta importancia tiene para la identidad serbia.

Con la llegada de la OTAN en el 1999 y el fin de los bombardeos, 250.000 serbios han sido expulsados de sus casas, 114 iglesias y monasterios quemados y destruidos, y serbios asesinados y secuestrados.

Los albaneses están construyendo su historia en el siglo 21, destruyendo todo lo serbio, incluso ni los muertos han sido respetados, casi todos los cementerios han sido destruidos.

El 17 de junio del 99, junto con la gente de mi pueblo y con mi familia abandonamos nuestras casas y nos convertimos en refugiados en nuestro propio país.

En una sola noche he perdido todo: casa, amigos, pueblo... a menudo recuerdo que no me queda ni un solo recuerdo de mi infancia. Está todo destruido, fotos, juguetes, libros, incluso cortaron los árboles, bajo lo cuales me pasaba el dia jugando con mis amigas. Mi pasado y mi infancia sólo lo guardo en mis recuerdos.

Después de dos años en el exilio, decidimos volver.

Mi pueblo ha sido el primero de todos los reasentamientos serbios. Durante un año vivimos en tiendas de campaña y contenedores. Hubo días en los que no teníamos ni agua ni comida, pero el deseo de quedarnos en nuestro pueblo era más fuerte que todos estos problemas.

Esperando que nos vuelvan a construir las casas, las que estaban totalmente derruidas, empezamos a vivir desde cero. En ese periodo, al igual que hoy en día, los que más nos ayudaron fueron la iglesia ortodoxa, el Gobierno de Serbia y la KFOR española, la que nos proporciona seguridad desde el primer día.

Sinceramente, les puedo decir que podéis estar orgullosos de vuestro ejército, por su gran humanidad y ganas de ayudar.

Durante cinco años hemos estado saliendo del pueblo sólo con escolta militar. Dos veces por semana teníamos organizadas excursiones a una ciudad serbia, alejada 80km, era nuestra única comunicación con el resto del mundo. Por el camino, durante seis años seguidos, apedreaban el autobús, y me resultaba muy difícil reconocer el odio que veía en los ojos de los albaneses.

Mucha gente teme salir del pueblo. Vivimos en una cárcel al aire libre, rodeados por alambres invisibles, la libertad sólo existe en nuestros pensamientos.

El 17 de marzo del 2004, delante de los ojos de todo el mundo, ocurrió otra rebelión con la intención de expulsar a los serbios.

En tan solo tres días 4.000 serbios han sido exiliados, 30 iglesias y monasterios incendiados y ocho civiles matados. Esa es la democracia del siglo 21, no tener libertad en una europa libre, totalmente desprotegidos.

En mi pueblo, antes de la guerra, vivían 2000 serbios, de los cuales hoy en día sólo quedan 500, y unos 40 jóvenes. Debido a la limitada libertad de movimiento, la vida social es muy difícil, un gran número de familias viven exclusivamente de las ayudas humanitarias. No podemos trabajar nuestras tierras, no podemos utilizar nuestros bosques, no tenemos derecho a la propiedad, nuestros derechos humanos no existen, una vida indigna para una persona humana.

La gente joven de Kosovo y Metohija, tiene los mismos deseos e intereses que la gente joven española o gente de cualquier otra parte del mundo. Nos gusta ir al cine, teatro, nos gusta aprender, viajar, conocer nueva gente, pero esos deseos por ahora son sólo un sueño.

En las condiciones que vivimos, donde tenemos sólo 5km de libertad, luchamos sólo por una cosa, por el hecho de seguir siendo normales y no perder la razón, es una lucha constante por cada nuevo día, por cada momento. No podemos ver la tele, el periódico escasea, así que gobierna un aislamiento total.

Los niños son los que están en peor situación.

Trabajo como pedagoga en un colegio con 44 niños. Son niños retraídos e introvertidos, crecieron precozmente. A menudo en meses no salen del pueblo. Muchas veces me piden que los lleve a algún lado, pero no sé a dónde  ni cómo. Su infancia está llena de soledad y cuando se alegran, puedo ver miedo y desesperación en sus ojos.

Hace ya meses que vivimos sin luz ni agua. Muchas veces envidio a la gente que vive en libertad, sin miedos, y me pregunto otras tantas veces en qué me diferencio yo de los demás, por qué desde hace ocho años no tengo derecho a ser libre, disfrutar de mi juventud, respirar tranquila y ser feliz.

¿Por qué los niños en Kosovo y Metohija no son como los demás niños? ¿Por qué no pueden tener derecho a una infancia, a un juego, a un sueño feliz? ¿Por qué desapareció la conciencia humana en aquellos  que están incluidos en la política internacional y los que dirigen nuestras vidas? Es difícil cuando tu futuro depende de otras personas, de aquellos que no saben de sufrimiento humano.

Delante de los ojos de todo el mundo, se está llevando a cabo el genocidio psicológico, biológico y cultural de la población serbia. Estamos humillados y heridos, pero con dignidad aguantamos el sufrimiento, mientras Europa calla, cierra los ojos, indiferentemente observa la tragedia y el desaparecer silencioso de mi gente.

Por que a Kosovo sólo volvieron 5.000 serbios, vivimos en nuestra propia tierra como una minoría nacional, encerrados en pequeñas reservas, mientras el resto del mundo piensa en darles un país a los albaneses de kosovo, un país que nunca han tenido, legalizando así definitivamente la violencia y la anarquía que gobierna desde hace seis años.

Europa no necesita nuevos países. Europa necesita ser libre, abierta, sin fronteras.

Nosotros todavía mantenemos la esperanza, una esperanza iluminada en la oscuridad, tenemos esperanza en la buena gente y sobre todo que todo el mundo viva en libertad y paz independientemente de su religión y nacionalidad.

Debemos luchar conjuntamente por Europa, donde los valores humanos son bondad, respeto y amor, por que las cosas materiales se pueden perder de la noche a la mañana, y aquello que siempre llevamos dentro de nosotros es nuestra alma, lo más importante.

Durante todos estos años de sufrimiento, mi lucha particular ha sido precisamente en conservar mi alma, mis emociones, sentimientos, no perder la sonrisa, la alegría y el optimismo. Y precisamente por ese optimismo creo que ninguna tristeza ni dolor son eternos y que cada uno en este planeta tiene su trocito de cielo bajo el cual puede ser feliz."

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