¿De quién son las palabras?
Las palabras existen, pero realmente cumplen una función cuando se reproducen en la boca de las personas. Ramón Llull dice “la palabra es el arma más poderosa” y posiblemente lo sea ya que con las palabras podemos informar, convencer, sugerir, expresar, debatir y un largo etcétera de cuestiones que se hacen imprescindibles en la vida cotidiana desde tiempos inmemorables. La comunicación entre las personas propicia que las palabras se conviertan en todo un mundo de intenciones. No sólo a la hora de expresarnos, si no también a la hora de escuchar, tal y como manifiesta Michel de Montaigne cuando explica “La palabra es mitad de quien la pronuncia, mitad de quien la escucha”. El propósito o la intencionalidad con la que hablamos y mantenemos una conversación, posibilita que las palabras cobren en cada momento un nuevo sentido. Por el simple hecho de hacerlas nuestras, de encajarlas y confeccionarlas a través de nuestra oratoria, se convierten en un reflejo de lo que antes ha pasado por nuestra mente. Cada persona toma las palabras como si fueran suyas. Actualmente proliferan nuevas formas de comunicación, posibilitadas en gran medida por los beneficios que aporta el uso de las nuevas tecnologías. Todo ello constata la necesidad que tenemos las personas de comunicación; hablar y escuchar, pero también de escribir y leer, en definitiva, de poner las palabras al servicio del poder que les hemos dado.
0 comentarios