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Ana Sanz Campos

Cuentan

UN SIN FIN DE PREGUNTAS...

LAS RESPUESTAS, SÓLO EN TU INTERIOR

(Son las reflexiones de un buen amigo Manuel Morales, para tener en cuenta aprovechando el cambio de año)

Según van pasando los años y se va perdiendo el sentido de los antiguos rituales hay algo que no puedo evitar en estas fechas y es en pensar en mi vida, en la de los que me rodean , en el mundo, en los tiempos que estamos viviendo

En general nos sentimos desbordados y asustados. Todo cambia a un ritmo vertiginoso,  nunca se estabiliza. Muchos valores y conocimientos se pierden, y no está nada claro el valor que aporta lo nuevo. 

Continuamente me pregunto donde y como quiero posicionarme. En relación a mi mismo, a la familia, a la pareja, a los amigos, al trabajo, al mundo, al otro...

¿Estoy siendo quien quiero ser? ¿mostrando lo que quiero mostrar? ¿me estoy dedicando a las cosas que quiero y que me gustan y para las que valgo? ¿o estoy atrapado en una red sin sentido en la que siento que nada de lo que hago tiene que ver conmigo?

¿Estoy siendo amoroso, alegre, feliz? ¿doy abrazos, caricias? ¿la ira me domina? ¿estoy siempre preocupado? ¿amargado?

 

¿Doy algo a la gente o estoy siempre esperando que sean ellos los que me den a mi?

 

¿Trato a los demás como me gustaría que me trataran a mi?

¿Tengo conciencia de las consecuencias de mis actos, de mis palabras, de mis compras? ¿recuerdo a menudo que todo está conectado y que todo, absolutamente todo, tiene sus consecuencias en el entramado de mi vida y del mundo?

 

¿Me matan las autoexigencias? ¿me acepto como soy y me perdono? ¿acepto a los demás? acepto lo que hay, lo que es o estoy en permanente conflicto y sufrimiento porque las cosas nunca son como a mi me gustaría...

 

¿Me quiero y me cuido? ¿o por el contrario me hago daño a mi mismo y por extensión a los que me rodean?

 

¿Muestro mis emciones? ¿o las tapo con comidas, con tabaco, con alcohol, con compras, con juegos , con hiperactividad, con apatía? 

¿Puedo estar parado y en silencio, o eso me duele? ¿por qué? …..

¿Estoy siendo sincero conmigo mismo? ¿me atrevo a reconocer mis valores? ¿mis miedos? ¿mis errores? Me atrevo a mostrarme, a rectificar, a pedir, ¿a dar las gracias?

¿A decir que sí? ¿a decir que no?... ¿a aceptar las respuestas de los otros?

 

¿Escucho a mi cuerpo? ¿escucho a los otros? ¿confirmo la realidad o doy continuamente a las suposiciones gratuitas? ¿soy de los que posee la verdad? ¿de los que llama fanáticos a otros sin ver el fanatismo propio?

Supongo que podría seguir hasta el infinito….  No puedo evitar que  este tipo de reflexiones me domine … pero a la vez intento pararme, relajarme, aceptarme, perdonarme, ser feliz, cuidar mi cuerpo, mis emociones, mis pensamientos...

 

La situación es compleja y para nada perfecta, pero no todo es tan oscuro, siempre tenemos elección, siempre nuestro estado de ánimo va a depender de nuestra actitud interna ante lo que ocurre ….

Siempre podemos elegir ser felices ….

Dar antes de recibir ….

Estar alegres en lugar de amargados, abiertos en lugar de cerrados, cooperativos en lugar de egoístas, siempre podemos creer en el ser humano y dar una oportunidad al otro en lugar de rechazar, temer …. No poner en el otro muchas veces una oscuridad que es nuestra …..

 

Los acontecimientos externos nos desbordan y muchas veces la vida nos lleva de un lugar para otro …. Pero siempre, siempre podemos ser conscientes de que la responsabilidad de nuestro estado es nuestra, de que lo que somos y cómo nos sentimos es la consecuencia de lo que pensamos, es nuestra propia decisión  ……

 

Elegid ser felices,  elegid creer en los otros,  creed en la capacidad infinita del hombre para adaptarse, para transformarse, en la infinita capacidad del amor incondicional...

 

En estos tiempos oscuros, inestables y turbulentos démonos una oportunidad ….. démosle una oportunidad al ser humano...

Orient Press

Interesante experiencia de un alumno de Antropología en su viaje a Palestina y que cuenta en este blog.

http://orientpress2009.blogspot.com/

Las Hermanas y el comandante

El barco salía desde la bahía de Maputo atestado de gente, destino: Catembe.

Allí estaban algunas de las Mercedarias construyendo poco a poco una casa para acoger a niños de la calle.

Mientras preparaban un café con algunas galletas, entre ellas se gastaban bromas y contaban anécdotas. Yo les miraba sonriente, posiblemente celosa de ver en sus rostros tanta felicidad.

Entonces la Hermana Mercedes dijo: -¡Espera! Te voy a contar una que te va a gustar.

“Sucedió durante la Guerra de la Independencia de Mozambique. Tres monjas fuimos secuestradas. Había un comandante que era el jefe del bando. Iban con metralletas y según los cálculos que yo hice, habría unos 1.200 en esa zona de la selva.

En mi cuello colgaba una Virgen de plata de la congregación, con una cadena también de plata. El comandante la vio y me dijo: -¿Me la das? Y yo le dije: -No, no… no puedo, es el emblema de nuestra congregación-.

Él no insistió, y yo dije: ¡Qué bonito! Porque podría habérmela quitado por la fuerza…

Retuvieron a dos chicos que llevaban las manos atadas y la cara llena de golpes que les habían dado. El comandante le puso a uno de ellos una pistola en la sien.

Comenzamos a llorar. Lloraba tan fuerte como en mi vida lo había hecho. Nos dijo -¿Por qué lloráis? Dadme una razón que me convenza para no matarlos. Y empezó a preguntar una por una. A mí me tocó la tercera. Mientras mis compañeras hablaban yo no escuchaba, sólo lloraba.

Los chicos tenían una serenidad inmensa y yo pensaba: ¡Es precioso! Si yo tuviera que morir por Cristo, no sé si tendría tanta serenidad como estos dos chicos ahora…

El comandante disparó, cerramos los ojos y escuchamos: ¡Pum, pum! Pero no los mató había puesto la pistola hacia arriba y disparó al aire.

Cuando llegó a mí me dijo: -Y tú, ¿por qué lloras?-

Yo sólo pedía a Dios que me ayudara a decirle algo que pudiera salvar a los chicos, y le dije con todo el respeto y hasta con cariño: Señor comandante, si yo te viera a ti en esa situación, también lloraría. Somos hermanos, tú y yo somos hermanos. –No puede ser- dijo él –yo soy negro y tú eres blanca- Y yo le dije: y ¿eso qué importa? Todos somos hijos de Dios. Entonces se dirigió hacia los otros soldados y dijo: -¡Soltadles! Dejadles libres porque las hermanas lloran-.

Después de un tiempo nos liberaron en una frontera, cuando nos despedíamos, mirándonos a los ojos me dio la mano, fuerte, con mucha fuerza, y pensé: Mmm ¿Por qué no le habría dado la medalla de la Virgen cuando me la pidió? Y mientras estrechaba mi mano derecha con la suya, con la izquierda me quitaba la cadena de mi cuello y le puse el colgante en el suyo. Él me dijo: -¿Me la das?- Dije sí, te la doy de todo corazón. Y sonrió.

Al poco rato, mientras estaba matando al pueblo con su ametralladora, se quedó sin munición y debió de pensar: Ahora me matarán a mí…

Y así fue… pero dijo: -Por favor, antes de matarme dejadme pedir perdón a Dios, sólo pido un momento-. Y cuando terminó de rezar, lo mataron.

Yo creo que fue la Virgen la que le hizo pedir perdón de esa manera tan bonita. Lo podría haber hecho interiormente… pero no, pidió perdón delante de mucha gente”.

(La Hermana Mercedes tiene 84 años. Escuchar este relato con su voz, en el atardecer de Catembe, fue uno de esos momentos inolvidables que la vida te regala)

Álvaro Neil, el "biciclown"

Álvaro Neil, el "biciclown"

Podría ser "Personaje" pero he preferido un "Cuentan". Álvaro es una persona muy especial, a la que deseo fuerza y salud para continuar su camino y poder escucharle "in person" en la 4ª o la 5ª Semana de la Juventud Aragonesa.

ALAS PARA QUÉ OS QUIERO

"Más de uno me ha dicho que viendo el mapa que aparece en mi web con una línea roja que marca lo que llevo recorrido, es irreal. A mí mismo me lo parece. Pero toda esa linea roja que atraviesa 30 países africanos, ha sido trazada por las dos ruedas de mi bici Kova.

Hace ya casi tres años que abandoné mi ciudad Oviedo, rodeado de buenos amigos. Pocos días después me quedé sin más compañía que mi amiga la Comantante Maxi, que va pilotando Kova. Entré a Marruecos, chapurreando el poco francés que había aprendido durante un año. Era invierno del 2004.

Mi proyecto es tan sencillo como complicado: recorrer el mundo en bici en solitario, llevando sonrisas por la Tierra.

Desde hace años, muchos años, soy payaso profesional, ya se sabe que hay otros tipos de payasos. Yo soy de ésos que cuando le dicen payaso, sonríe. En estos casi 1.000 días africanos he realizado más de 40 espectáculos para más de 10.000 personas. Éso es lo que he podido computar, porque en muchos pueblos, en mis pequeñas paradas, suelo levantar sonrisas, pues un blanco siempre es motivo de sorpresa. Sabiendo manejar esas situaciones, puedo volverlas en mi favor, y convertir sorpresa en sonrisa o incluso en carcajada.

Depende en qué mundo pedalee, ya se sabe la categoría Primero-Tercer Mundo (¿qué habrá sido del Segundo?), la pregunta que me hacen es bien diferente. En África me preguntan si mi Gobierno me patrocina, en Europa, cómo hago para pedalear 10 años por el mundo, SIN TRABAJAR!!!!!! Suelo decir que soy rico, y rápidamente piensan que soy rico en dinero. Olvidan que uno puede ser rico en tiempo, o en sentimientos, o en amigos, o en experiencias... Yo soy rico en tiempo. El dinero es algo secundario en mi vida, aparece, se va. Trato de que esté a mi servicio, no al revés.

No salté a la carretera por accidente, sino premeditadamente. Trabajé 5 años para ahorrar un dinerito, escribí un libro de mi anterior proyecto "Kilómetros de sonrisas", año y medio en Sudamérica, y cuento con grandes amigos que me envían abrazos y algún que otro euro. Los patrocinadores aparecen cuando el proyecto es realmente diferente. Ninguno de mis patrocinadores me ha pedido resultados: aparecer en los medios de prensa, por ejemplo. Simplemente confían en mi persona, y están contentos con cada sonrisa que levanto.

Como dice alguien "No se vuela porque se tengan alas, sino que las alas crecen porque se ha volado".

Ojalá leyendo mis crónicas de cualquier lugar del mundo en la web, www.biciclown.com os nazcan alas para vuestros sueños.

Desde Khartoum, Sudán, día 934, 34.844, Paz y Bien, álvaro el biciclown".

 

Una gota

(Escrito por Santos, un buen amigo al que agradezco su colaboración para iniciar este apartado: CUENTAN)

Yo había buscado siempre la trascendencia de la vida. Siempre busqué. Un tiempo fue la filosofía; otro el esoterismo; otro el budismo. Siempre lo espiritual. Aquello que de alguna manera muchos intuyen. Un día me dijeron que en un barrio de mi ciudad había un hombre que hablaba de Dios. ¡Hablar de Dios!... ¡quién no ha oído hablar de dios! De su dios particular. ¿Acaso éso puede cambiar algo realmente? El término Dios ha sido tan manipulado! Ha sido comprado, vendido, usado para el bien y para el mal; afortunadamente la palabra nunca es la cosa.

Un día fui a su casa para conocerle. Él estaba recién jubilado. Era un hogar sencillo y él era en sus modos también sencillo. Nada que ver con las diversas aureolas de “maestros”, “videntes” bien remunerados y otras parafernalias. Zapatillas de estar por casa de las de tienda económica. Rostro serio y aguda mirada. Ojos que vieron cosas que se mantienen discretamente en silencio. Atendía a las personas que iban a verle sin querer cobrar ni siquiera la “voluntad”. Este hombre hablaba de Dios. Porque él tenía el don de oír la voz de Dios. ¡Así! ¡Como suena! Y además imponía las manos. En muchas ocasiones,  sin conocer bien el porqué, con alguna persona podían suceder cosas extraordinarias. O mientras le oían hablar o con la imposición de las manos. Acudí lleno de curiosidad. ¡Qué extraño que no cobre dinero por estos asuntos o que no apunte tu nombre y te sume a su grupo de adeptos!. Él era todo experiencia. Hechos vividos por él mismo que luego nos sucederían a algunos de nosotros. Perdí de vista cualquier otra cosa de mi entorno. Oía con inusitada claridad: ...”Dios me dijo”... Y de nuevo... ”Cristo me dijo”...

El discurso de su exposición, cada palabra, llenó con golpes de tambor todo mi silencio. El silencio de todas las preguntas que nunca antes tuvieron respuesta. Aquello que creía saber dio paso al conocimiento directo. Un espíritu nunca antes conocido por mí me hizo sentir de cerca la luz más bella, la certeza más inimaginable... Allí comenzó la verdadera magia que los hombres llevamos dentro. No podía explicarlo. No sabía mostrarlo. ¡Pero ya nada fue igual para mí. Nunca…  ni los hombres... ni lo visible... ni yo mismo...! No recuerdo bien cuánto duro aquel encuentro. Pero digo la verdad: allí  conecté por primera vez con el Espíritu de Dios y en aquel mismo momento dejé de buscar para siempre. Mi alma conoció el océano al que pertenecemos todos. Desde entonces y hasta ahora, esa “Realidad” no ha dejado de soplar sobre mí su esencia fresca y renovadora. Sin puertas, sin vallados. Uno, no podía imaginar tal aventura. Tal cruce de mundos. Uno, no podía imaginar que esa vasta y extraordinaria Revelación estuviera tan cerca de TODOS. Cada instante. Pero así es. Y si la buscas sinceramente esa Verdad te encontrará a Ti. 

“una gota de mar contiene en sí misma la magia de un océano”...